martes, 6 de diciembre de 2011




Parte de guerra.
21 de noviembre de 2011
Primer año triunfal.
Frente de Montellano.

Ciudadanos:

En el día de ayer, las hordas sectarias del enemigo sociolisto al servicio del imperrrrialismo sufrieron una estrepitosa derrota en los campos de batalla de toda España. A esta hora se baten en retirada dejando el terreno lleno de bajas. La derrota de la burguesía a sueldo del capitalismo y de los mercados ha sido completa. Pero el amado líder está triste, sí, muy triste. En nuestro amado pueblo patrio los enemigos de la revolución no han capitulado; es más, sus fuerzas aún son considerables.

Y hay datos todavía peores: en otros lugares como Puebla de Cazalla, Paradas, Los Palacios, Puerto Serrano o Marinaleda (cuyos líderes no pueden compararse ni de lejos al gran estadista Serranovich Ramirewsky) el respaldo del pueblo a la revolución ha sido mayor que aquí. ¿Por qué el pueblo es tan ingrato? Se pregunta a todas horas el amado líder. ¿No agradece el sacrificio que hago por salvarlo? ¿Por qué me votaron menos que a los camaradas de otros pueblos que no son nada a mi lado? ¿Acaso no salí favorecido en la foto? ¿Acaso el camarada Raimundenko Ojedadev no se puso sus calcetines blancos de la suerte? Si el pueblo me hubiera apoyado, ahora sería senador. Sí, ciudadanos, esa tristeza corroe el corazón bondadoso y sencillo de nuestro amado líder, y con razón.

Una lágrima de emoción resbaló por su mejilla y por su flamante toga de senador hasta caer al suelo cuando felicitó por la victoria a nuestro fiel aliado el camarada interino Jorgeoff Rivaschenko, todo el mundo sabe cuánto lo ama y que su alegría fue sincera. La victoria de Rivaschenko ha sido mayor que la suya. ¿Pero quién pierde con todo esto? El pueblo, la clase obrera, el proletario, los sin techo y sin patria, los maltratados por la burguesía, los perros y los caballos, que no serán defendidos en el Senado por la brillante oratoria del amado líder.

El dictador en el exilio ha logrado de nuevo engañar al pueblo. Nuestra sociedad tiene un tumor maligno que es necesario extirpar: las bandas de secuaces callejeros y foreros que trabajan día y noche contra la revolución. Ellos son los culpables, sí, un ejército de fascistas, quintacolumnistas, intoxicadores, intelectuales, trostkistas, espías, sicarios, disidentes, renegados, antirrevolucionarios en general a sueldo del dictador. Buscadlos y encontradlos donde quiera que estén. Extirpadlos de la sociedad por haber impedido que el amado líder defienda a la clase obrera desde el Senado.

¡Arriba, parias de la Tierra! ¡En pie, famélica legión! ¡A las mariscadas... ¡?¿! ¡A las barricadas! ¡A las márcolas! ¡Senado o muerte!

Firmado: Camarada Anonimov, comisario político de la revolución.

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