martes, 6 de diciembre de 2011



Parte de guerra.
26 de noviembre de 2011
Primer año triunfal.
Frente de Montellano.

Camaradas:

En el día de ayer, un comando a sueldo del dictador en el exilio irrumpió en el pleno, el máximo órgano de la revolución, e intentó sabotear las democráticas y justas medidas de austeridad tomadas por nuestro amado líder. El comando de quintacolumnistas pedía dinero, camaradas. Solo dinero asqueroso y devaluado. ¿Se puede ser más vil? Ahí los tenéis: por dinero son capaces de oscurecer la meteórica carrera del más genial estadista que haya conocido la historia de la humanidad. La revolución exige sacrificios, pero ellos no están dispuestos a sacrificarse. Es duro verlos pedir dinero a cambio de ocho miserables horas de trabajo. ¡Esfuerzo, camarrrradas! ¡Sacrificio! El dinero es un vicio de burgueses y capitalistas.

Pero no se salieron con la suya. Ahí estaba el histórico camarada Serranovich Trompetoff para impedir el canallesco atentado. “¿Dinero? Hostias es lo que necesita esta mancha de burguesas a sueldo del dictador”, le oyeron barritar poco antes de lanzarse a una carga suicida contra el comando antirrevolucionario. Y con la bravura de un elefante de Aníbal desbarató el ataque de las saboteadoras. Las aplastó y las puso en fuga esgrimiendo como siempre sus más refinados e irrebatibles argumentos. Sí, camaradas, una vez más Trompetoff acudió en defensa de la revolución y de la libertad y las salvó. ¡Larga vida al camarada Trompetoff! ¡Viva el paladín de la libertad!

Pero se defienden traicioneramente como serrrrpientes imperialistas que son. Ahora dicen que Trompetoff maltrató a las mujeres cuando lo único que hacía era defender la libertad. ¿Alguien puede creerlo? ¿Precisamente él, el más humilde, el más sencillo, el más pacífico, el más amable y educado de todos los camaradas, un maltratador? Si Dios existiera (que no existe, aunque en casos como este debería existir) secaría sin piedad la lengua de tan miserables difamadores. Un hombre que ha sacrificado su carrera política por favorecer precisamente a las mujeres, a las que ha vestido durante años con las mejores prendas a precios irrisorios no puede ser un maltratador.

Sí, CONFECCIONES TROMPETOFF, la humilde empresa del histórico camarada, ha vendido miles y miles de bragas, sostenes, combinaciones y enaguas del mejor paño, siempre a la última moda de París, a precio de tenderete y perdiéndole dinero. Y todo pensando en ellas, en las mujeres de la revolución, en nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras novias... El padre de nuestro amado líder no es un maltratador, es un héroe. Pero también es justo: aquellas que no se sacrifiquen, las que pidan dinero por trabajar, esas no son revolucionarias y merecen oír la justa verdad.

¡Ánimo, camaradas! ¡No podrán con nosotros! ¡Arriba, parias de la Tierra! ¡En pie, famélica legión! ¡A las mariscadas... ¿!?¡ ¡A las barricadas! ¡Abajo el dinero! ¡Sacrificio o muerte!

Firmado: Camarada Anonimov, comisario político de la revolución.

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